Por Félix Betances.
Hace varios lustros salió al mercado una producción que hizo feliz a varias generaciones, de las cuales como resultados hoy día existen grandes profesionales e instruidas personalidades.
Ese producto que aun no ha desaparecido de las mentes y de las bocas de las presentes generaciones, dado que cada día es objeto de varias menciones, es nada más y nada menos que los cuadernos y libretos con el nombre y figura de un muñequito animado que se convirtió en un símbolo de la enseñanza y del aprendizaje, conocido como PETETE.
Con Petete, muchos aprendieron a ser felices porque la felicidad de cualquier Ser Humano, comienza cuando aprende a leer y a escribir, sin temor a exagerar.
Pero la vida tiene sus contradicciones, solo bastará ver como de un solo salto, se cae de un momento feliz, a un momento extremadamente triste, al ver la imagen de la tristeza y el abandono en la persona de un niño huérfano y abandonado a su suerte que deambula por las calles de Barahona y que duerme a la intemperie, a veces con un Perro de cabecera, ante la indiferencia de todos y cuyo nombre es Petete.
Es como para preguntarse: ¿A caso no existe una Ley de protección de niños, niñas y adolescentes?. ¿Y quiénes son los llamados a hacer que se cumpla?. ¿ Y las las instituciones, CONANI, Alcaldía Municipal, Salud Pública, las Iglesias, ONGs?.
¿Cuántos casos como este habrá en la República Dominicana y a quienes les importa?.
El segundo Petete está en Barahona, República Dominicana; durmiendo en cualquier acera y comiendo en los zafacones y cada vez que las personas tanto locales como los visitantes ve eso, siempre formulan la pregunta: ¿Será que en este pueblo no hay autoridades?.
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