viernes, 16 de noviembre de 2018

Dajabón.- Al caer la tarde de ayer un grupo de haitianos armados penetró a territorio dominicano por el río Masacre y secuestró a dos conductores de una pala mecánica y un volteo, a quienes llevaron hacia Haití, en represalia porque ganaderos dominicanos raptaron varias reses en ese país. De inmediato no fue posible obtener los nombres de los dos conductores de los vehículos pesados, que sacaban arena en el Masacre, en el sector Los Cocos de Sanché, para una empresa constructora de Dajabón.
Ese secuestro genera mayor tensión en la línea fronteriza y puso en alerta a las tropas del Cuerpo Especializado de Seguridad Fronteriza (Cesfront).
Así comenzó todo En una acción audaz 50 ganaderos de la provincia de Dajabón armados con escopetas penetraron a territorio haitiano y raptaron 16 vacas y dos caballos, que mantienen bajo su control hasta que desde el territorio del vecino país, les devuelvan decenas de reses robadas en los últimos días.
La medida se produjo ayer viernes al medio día, cuando los criadores encabezados por el presidente de la Asociación de Ganaderos de Dajabón, Pedro José Suero Rodríguez, indignados por el último robo cometido la noche del jueves, se armaron con escopetas y penetraron al territorio vecino y raptaron las reses y los caballos.
Las 16 vacas y los dos caballos están en Sanché de Dajabón, y los ganaderos dijeron que no les interesa quedarse con ellas, pero advierten que no las devolverán hasta tanto desde Haití no les entreguen las 22 vacas robadas.
Suero Rodríguez expresó que ya los ganaderos de Dabajón, en especial de Cañongo y Sanché, no soportan los robos indiscriminados de sus animales y por tanto dicidieron ir a Haití armados a buscar vacas para presionar una solución del problema.
El robo de las 22 vacas del jueves pasado se produjo en un corral a pocos metros de un cuartel y la pasaron hacia el vecino país, ya que el rastro fue seguido, por donde estaba puesta una patrulla militar, que pocos minutos antes abandonó el puesto de vigilancia, para ir a tomar agua al cuartel policial de Sanché.
En esta zona hay sospecha de combinaciones entre dominicanos y haitianos para el robo del ganado, ya que van directos a los corrales y fincas y también surgen dudas sobre la vigilancia militar, incluyendo el Cesfront. Ante la gravedad de la situación de robos permanentes de reses, unas diez comunidades dajaboneras establecieron un mecanismo común para procurarse su autodefensa, pero no ha impedido que sigan los robos de ganado

Circula vídeo en donde se puede apreciar como un oficial de la policía le entra a un ciudadano.



Bueno mi gente vamos a salir de las noticias trágicas y empecemos a tratar una problematica que cada vez esta ganando mas terreno en nuestro país, me refiero a los conflictos que se suscitan a diario entre agentes del orden y ciudadanos .
Semanalmente son varios los vídeos que circulan en redes sociales en donde se puede apreciar como algunos agentes de la policía nacional o Amet se ven envuelto en fuertes conflictos con ciudadanos comunes e inclusive con personalidades del medio.
En muchos casos los ciudadanos no quieren ser sometidos a la obediencia y reaccionan de forma violenta, irrespetando la autoridad, sin embargo en la mayoría de los casos son agentes policiales o de Amet quienes abusan de su rango para someter a los ciudadanos e inclusive para ponerles la situación dificil solo para conseguir unos pesos.
El comportamiento de nuestros oficiales deja mucho que decir y es que si ellos mismos no se respetan, nadie los va a respetar, motivo por el que considero que ya es hora de que nuestra policía nacional sea saneada, de lo contrario vamos a llegar a un punto que solo serán respetados por la fuerza bruta.
En esta oportunidad nos llega un vídeo en donde se puede apreciar como un oficial de la policía nacional golpea salvajemente a un ciudadano quien se identificó como representante de los derechos humanos, chequea que desató este conflicto.

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“No me mates... mira mis hijos”



Karen Vásquez Fernández
Quita Sueño, Haina
“No me mates... mira mis hijos”, fue la última frase pronunciada por Fanny García Sánchez, cuando percibió la presencia de quien durante tres años la asediaba y la mantenía en constante consternación.
Ya la sangre inundaba la ventana de su casa, justo a su entrada, puntos rojos eran los reflejos de una lucha feroz, ardua y agobiante. El hombre conocido como “Negro”, la sorprendió con un machete, en ese instante le cegó la vida. Ella intentó correr, llamar la atención y justo en el pavimento se quedó impregnado su último suspiro.
La hora de cenar se acercaba, el péndulo señaló las 10:00 de la noche y Fanny esbozó una sonrisa que sus conocidos califican de “hermosa”. Clasificar los frutos de acuerdo a su estado, era una labor que la agotaba y tan solo pensar en sus tres hijos y esposo era motivo suficiente para que la energía y la vitalidad inundarán su cuerpo, el mismo que una hora después sería mutilado por su verdugo.
La oscuridad de la noche embargaba el entorno de Quita Sueño, lo que como a manera de presagio sería lo que causaría posteriormente en sus familiares el saber que el asesino está suelto.
La oscuridad de la noche la asustaba, por ello, mandó a sus hijos a prender las luces de la parte delantera de su vivienda, porque el entorno además era callado y raramente se escuchaba los cantos de los gallos o los juegos de los infantes. Lo que desconocía era que al frente de su vivienda, “la maldad” la acechaba como cazador a su presa, en una casa en construcción “Negro” planeaba su ataque.
Tras haber hecho la compra de los alimentos que serían servidos esa noche, ella y sus hijos se aproximaban a su hogar, mientras el perpetrador se encontraba ya escondido detrás de unos arbustos.
En cuestión de segundos, Fanny percibió que las luces que había ordenado prender, minutos antes, estaban apagadas y reprochó a sus hijos. En ese momento quien había realizado la acción aparece. Mutila su brazo, luego su cuello y entre el charco de sangre, en presencia de los menores y dejando un sinfín de preguntas, se escapó.
A las 11:00 de la noche, los primeros que se percataron llegaron y la multitud se congregó dando abrigo a los hijos de la mujer asesinada.
Ahora luce la casa desolada, la que una vez fue el escenario de vivencias entre hijos y su esposo Roberto Ogando, padre del menor de dos años.
Un informe preliminar de la Policía Nacional explica que el perseguido, sólo conocido  como “Negro”, huyó luego de matar a Fanny, de 30 años.
La vida de Fanny se tornaba cada vez más en un castigo ya que el perpetrador se había acostumbrado a robarle cosas, como objetos personales, escobas y todos los utensilios que dejaba fuera de su casa. Ella se había levantado temprano, a la seis de la mañana, se tomó su café como de costumbre y luego llevó a su hijo donde lo cuidaban. Los otros fueron a la escuela.