De acuerdo con testigos de la zona, el área de conflicto permanece sin presencia policial, al igual que ocurre en Grand Ravine, también en la capital haitiana, donde ayer asesinaron a un líder comunal.
La Comisión Nacional Episcopal Justicia y Paz (Jilap, por sus siglas en francés), perteneciente a la Iglesia Católica, denunció en declaraciones a Efe que solo durante el último trimestre de 2018 se contabilizaron más de 260 asesinados en el país.
Del total, 180 se produjeron en Puerto Príncipe y, de estos últimos, 54 corresponden a la masacre perpetrada en el barrio de La Saline en el mes de noviembre, crimen que se atribuye a las bandas armadas que operan en la zona.
La Jilap asegura, además, que entre enero y febrero de este 2019 han computado 48 asesinatos en la capital haitiana, muertes que se producen en una situación de ausencia policial en las calles de Puerto Príncipe.
La situación de inseguridad en Haití ha ido empeorando desde el pasado año y justo ahora se cumple el primer aniversario de la desaparición del fotógrafo Vladjimir Legagneur cuando estaba realizando un reportaje en esta zona al sur de la capital donde operan bandas armadas.
A pesar de los diferentes llamamientos hechos por parte de la familia del periodista gráfico y por organizaciones como Reporteros Sin Fronteras (RSF) a las autoridades del país para que asuman su responsabilidad y continúen con la investigación, no se han presentado evidencias sobre el caso.
Estas muertes violentas se producen en el contexto de una profunda crisis económica y política, agravada por las dos semanas de masivas y violentas protestas registradas en febrero, coincidiendo con el segundo aniversario de la llegada de Jovenel Moíse a la Presidencia de Haití.
En dichas protestas, convocadas por el Sector Democrático y Popular, una de las facciones más radicales de oposición, murieron 26 personas, de acuerdo con la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), si bien la Policía no ha ofrecido datos sobre el número de víctimas.
Las manifestaciones, que han aumentado la inseguridad en Haití, el país más pobre de América, y han provocado un clima de incertidumbre, se produjeron en medio de una severa crisis económica, que se agravó este año por una fuerte depreciación del gourde, la moneda oficial, y una inflación galopante.
En sus protestas, los manifestantes exigen justicia en las supuestas irregularidades en el programa Petrocaribe, a través del cual Venezuela suministra petróleo a este país a precios blandos.
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