- La mejor época de la estrella de Alcoy va de los 70 a los 80, siendo la figura musical mejor pagada en España
- Su declive físico no le hizo justicia en los programas del corazón
En 1984 era la estrella indiscutible en España, con casi 5 millones de pesetas de entonces por actuación, por delante de Raphael, Rocío Jurado, Lola Flores e Isabel Pantoja. Ellos formaban el ramillete estelar, imprescindible de cualquier gala en la Península o en Ultramar.
En América era donde todos ellos multiplicaron su fama y sus discos. Habría un quinto componente, Julio Iglesias, que por entonces no pisaba nuestro país y fue la primera figura española de carácter global en tiempos recientes. Pero a lo que íbamos, el alcoyano Camilo Sesto ("Sexto" en 1970 cuando adquirió su apellido artístico), era el nombre que no podía faltar en los festivales de verano y los programas de noche de la Primera Cadena. La transición, por impacto renovador, casi podía decirse que empieza con la mística barba de Jesucristo Superstar en un Esta noche fiesta, de José María Íñigo, en 1976. El musical también puso de relieve a la dominicana Ángela Carrasco, que hasta entonces había sido azafata de Señoras y señores. Camilo tres años antes representó a España en el Festival de la OTI con Perdóname. Sesto fue quinto pero las puertas al otro lado se le abrieron de par en par.
Camilo Sesto, Camilo Blanes, ahora que se nos ha ido, tuvo al menos tres vidas. La que mejor recordamos todos era la de ídolo ebúrneo de la música melódica. La que va entre los 70 y 80, intocable en las portadas, admirado por su portentosa voz y su aspecto angelical, deseado por las distintas generaciones familiares. Su Vivir así es morir de amor de este período de cantante mejor pagado en España es uno de los iconos del karaoke. Fue por entonces, en 1983, cuando tuvo a su hijo, fruto de su fugaz relación con una fan, Lourdes Ornelas, nacido en México. Camilo Blanes Jr. fue también rostro de las revistas y personaje de los programas del corazón a finales de los 90 y los 2000 en el declive físico de su padre.
Camilo Sesto y 'Vivir así es morir de amor'
A lo largo de los 90 la figura de Sesto había desaparecido de las pantallas españolas. Había prácticamente desaparecido, refugiado en América y tras haber sufrido una mala operación de retoque estético. Cuando fue recuperado por el tirón de Operación Triunfo su aspecto plástico distaba de sus mejores años. Lo de Mola Mazo, un extraño tema alejado de lo que fue, inicia la tercera etapa, de ese extraño declive en el que no le reconocíamos y su voz de siempre sonaba en play back en los programas con un aspecto imposible. Una dolencia de hepatitis vino a empeorar el panorama.
Con su fisonomía bromeaban en los programas de este siglo, pero por sus canciones de siempre fue valorado por figuras posteriores como Marta Sánchez o Ruth Lorenzo. En 2013 sufrió un dramático asalto a su casa y las noticias de Camilo Sesto (todavía hay quienes le titulaban como "Sexto") tenían más que ver con una vida personal de contratiempos que con la trayectoria de un veterano digno de respetar.
Había trabajado duro, para sobresalir más por su talento que por su aspecto, como sucedió en su primera etapa, cuando su rostro adolescente no había alcanzado el atractivo de la treintena. Su primera aparición en TVE con un grupo de su localidad, Los Dayson, fue en 1965 en Salto a la fama, uno de los pioneros tlent shows de nuestra pantalla. Con aquella aventura se quedó en Madrid lo que le llevaría a sus dos apariciones en el cine juvenil, con Miguel Ríos, Hamelin; y con Los chicos del Preu, un título de Cine de barrio que se convierte en el más lejano homenaje a un compositor y cantante de la época dorada de la canción melódica a 45 revoluciones.
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