SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Angel González, mejor conocido como El Fantasma y quien logró apoderarse del canal 7 con acciones cuestionadas y en perjuicio del patrimonio del Estado, vuelve a sonar nuevamente junto a su esposa, que le sirve de testaferro, en un escándalo de corrupción ligado a campañas electorales y el poder político en Guatemala.
Su cadena continental, Albavisión, tomó el nombre de su esposa, a pesar de que sobre ella pesa una orden de captura de la Interpol para que responda de la acusación de haber financiado la campaña que llevó en 2011 a Otto Pérez Molina a la Presidencia, a cambio de pauta publicitaria para sus canales de televisión.
Actualmente González mantiene el control absoluto del canal 7, pese a que Indotel nunca autorizó la transferencia de la frecuencia ni de los cuestionados actos mediante los cuales entró a tener participación accionaria, operación que en su momento fue denunciada en el seno del Congreso nacional como una transacción ilegal por tratarse de un bien de propiedad estatal.
Para adueñarse de las plantas televisoras, el Fantasma ha utilizado siempre el mismo mecanismo empleado para penetrar de forma inicial amigable para luego apoderarse de varios canales en el continente, ofreciendo programas para cubrir las parrillas, lo que le permitía de hecho controlar gradualmente la parte económica, pues quedaban atados a su oferta al no agenciarse una programación propia.
González encontró las condiciones ideales en Ecuador para establecer una gran parte de su emporio. En los años 80, un país con una reciente democracia fue el escenario perfecto para que este empresario mexicano instalara allí los inicios de lo que hoy es la cadena más grande de canales y radios de la región.
González es conocido como ‘El Fantasma’, gracias a su habilidad para expandir sus redes sin que estas creen mucha bulla, a través de conexiones de empresas de papel y testaferros. Actualmente radicado en Miami, acumulaba ya para 2006 una fortuna cercana a los USD 2.000 millones.
La primera vez que su nombre sonó en Ecuador fue en 1983, en el Gobierno de Osvaldo Hurtado. En ese entonces adquirió la empresa Telecuatro Guayaquil, la señal de Telesistema, a través de unos familiares. Ahora, su nombre está de nuevo en la palestra pública por ser el mayor postulante dentro del concurso de frecuencias que las autoridades ecuatorianas desarrollan.
González nació en 1941, en Monterrey. Su relación con los medios comenzó muy joven en Guatemala, como representante de ventas para la cadena Televisa. Allí, González inició su imperio. En 1981 compró dos canales de TV y radios pequeñas que puso a nombre de su esposa, Alba Elvira Lorenzana, y de su suegra, Sara Aurora Cardona.
Según los relatos de la prensa internacional, ‘El Fantasma’ usa en todos los países el mismo mecanismo para extender su red: entrega a crédito programación de Hollywood y enlatados mexicanos a canales en mala situación económica. Luego, cuando la deuda se agiganta, los compra a muy bajo costo.
González es conocido como ‘El Fantasma’, gracias a su habilidad para expandir sus redes sin que estas creen mucha bulla, a través de conexiones de empresas de papel y testaferros. Actualmente radicado en Miami, acumulaba ya para 2006 una fortuna cercana a los USD 2.000 millones
Hombre secreto, se sabe no obstante que González fue amigo de Alberto Fujimori, Alfonso Portillo, José López Portillo y lo es de Daniel Ortega. Alan García negó conocerlo, aunque se dijo lo contrario. Al expresidente peruano se le atribuye la autoría de su apodo: cuando la prensa de su país le preguntó si lo conocía, respondió que no, porque es un fantasma.
González prefiere autodenominarse un “Robin Hood que paga los impuestos”. Tiene fama de entenderse magníficamente con los gobiernos, que le retribuyen bien con publicidad oficial. En las tres ocasiones que ha dado declaraciones a la prensa, indicó que su negocio es hacer negocios y que él en ningún momento evade la ley, aunque le gusta poner a nombre de otros sus empresas.
Cuando el emporio saca al aire un medio de comunicación sigue el mismo patrón: su programación es sencilla, introduce telenovelas mexicanas, enlatados, películas viejas y un noticiero. Salvo en período electoral, la política y la economía tienen muy bajo perfil. No hay editoriales, entrevistas ni programas de opinión y la apuesta mayor se divide entre crónica roja y entretenimiento.
El proceso judicial que concluyó con la difusión roja emitida para Alba Elvira Lorenzana, esposa de González, es solo una muestra de cómo este magnate mexicano y su familia se mueven alrededor de la política.
La investigación en Guatemala se inició por el Ministerio Público y la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala, de las Naciones Unidas. Las investigaciones detallan que una de las modalidades de financiamiento electoral ilícito es el caso de las televisoras Canal 3 y Canal 7, propiedad de González.
Según relata la página web de la Cicig, esa institución y el Ministerio Público documentaron en su investigación que, entre 2008 y 2011, buscando acopiar fondos para la campaña de Otto Pérez, Roxana Baldetti (vicepresidenta) tuvo bajo su control las empresas “de papel” Comercial Urma, Publicmer, Publiases y Serpumer, que recibieron pagos de Radiotelevisión Guatemala Canal 3 y Televisiete Canal 7, hasta acumular 17,8 millones de quetzales (unos USD 2,2 millones).
“Al llegar al poder el Partido Patriota (PP), los canales 3 y 7 se beneficiaron de contratos millonarios (más de USD 30,8 millones) en pauta entre 2012 y 2015. Más del 69% del total de la publicidad estatal fue para estas dos empresas”, narra la Cicig.
Una vez que se reveló esta modalidad, en septiembre del 2016 se emitió una orden de captura internacional de la Interpol en contra de Lorenzana, que se encuentra prófuga. También se emitió una orden de captura en contra de Eduardo Kestler Morán, gerente de Televisiete, S. A., también prófugo.
Además está siendo investigado el diputado guatemalteco y expresidente del Congreso de ese país, Luis Rabbé, acusado de contratar empleados ‘fantasmas’, es decir, que nunca llegaron a trabajar en el Legislativo, pero tenían sueldos entre los 8.000 y 20.000 quetzales (entre USD 1.000 y 2.700). Rabbé está casado con una hermana de la esposa de González. También está prófugo y tiene orden de captura.
El Foro de Sao Paulo se opuso en julio del 2016 a la creación de comisiones como la Cicig, por ser consideradas “injerencistas” e “imperialistas”. Ante esta declaración, el presidente del medio guatemalteco El Periódico, José Rubén Zamora, calificó a González de “titiritero” de la resolución del XXII Foro de Sao Paulo, pues para ese entonces ya se había emitido la orden de captura en su contra. Zamora dijo que el mexicano es un “hombre de negocios apátrida que practica el pragmatismo pervertido y sin ideología”, que igual “establece alianzas con las derechas e izquierdas corruptas“.
De hecho, González es conocido por no permitir que en sus canales se critique a los gobiernos de turno, sin importar la tendencia que tengan. Ya antes de este último escándalo en Guatemala, era señalado por supuestamente financiar a los posibles ganadores de las elecciones, a cambio de pauta publicitaria cuando ya estén en el poder. Un estudio del año 2001 indica que las prácticas comerciales de González crean una atmósfera que socava el desarrollo de la democracia, cita el diario La Prensa de Nicaragua.
Los dos últimos movimientos de González en Ecuador no pasaron desapercibidos. A finales del 2014, a través de un tramando de empresas, adquirió el Grupo El Comercio, casa editorial del diario El Comercio, Últimas Noticias y de las radios Quito y Platinum. A pesar de las denuncias de la prensa, la transacción no fue observada por las autoridades ecuatorianas.
Un año más tarde, a través de una serie de ilegítimos movimientos de frecuencias avalados por las autoridades, creó un nuevo canal de televisión, Televicentro. Con esto, González acumulaba en total cinco estaciones de TV, 10 de radio y dos medios impresos en Ecuador. Además es el único dueño de los derechos de toda la programación de Televisa en el país.
Ahora busca obtener en total 104 frecuencias de radio y televisión a través de 18 empresas nuevas y antiguas, que conforman una red de empresas de papel, familiares y testaferros vinculados entre sí. Las autoridades han dicho que no se ha logrado probar la vinculación entre todas estas firmas, por lo que no se puede comprobar un caso de monopolio.
Sin embargo las investigaciones periodísticas comprueban los movimientos de accionistas y directivos de estas firmas, lo que les vincula directamente con González. De esta manera no han logrado impedir que la red de Albavisión se haya expandido desde 1983, cuando llegó al país y adquirió su primer canal de televisión.
Las investigaciones internacionales que hablan de este personaje se centran justamente en las facilidades que logra obtener de las autoridades gracias a que la línea editorial de sus medios de comunicación está más orientada a la “telebasura” que al periodismo crítico.
Los empresarios de los medios ecuatorianos conocen a González. Saben que su negocio es hacer negocios y que representa una competencia solamente para la programación de entretenimiento. Pero en el actual concurso de frecuencias, es también una competencia por las frecuencias que ya tienen una audiencia establecida.
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