Estados Unidos temía que un nuevo fracaso perjudicara su imagen tras la frustración dejada por el revés sufrido un mes antes con la invasión de Bahía de Cochino, en Cuba.
La Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos había trabajado en forma estrecha con los conspiradores, proporcionándoles las armas que utilizaron en el magnicidio.
Las armas fueron introducidas al país por la CIA a través de cargamento de mercancías importadas por el estadounidense Lorenzo Berry (Wimpy), quien estableció el primer supermercado, el Wimpy, en la avenida Bolívar casi esquina Pasteur en Gazcue.
La CIA comenzó a enviar armas a finales de 1960, tras una serie de conversaciones entre el cónsul estadounidense aquí, Henry Dearborn, el jefe político de la embajada, John Barfield y Luis Amiama Tio, uno de los complotadores y quien había sido colaborador de Trujillo.
El año 1960 fue desastroso para la economía de República Dominicana. La Organización de Estados Americanos (OEA) impuso el 20 de agosto de 1960 sanciones diplomáticas y comerciales.
La penalidad incluyó, entre otras medidas, la ruptura de relaciones diplomáticas de los Estados miembros de la OEA, e interrupción parcial de las relaciones económicas, comenzando por la suspensión del comercio de armas e implementos de guerra.
También el presidencia de Estados Unidos, Dwight David Eisenhower, retiró de la cuota azucarera de 322 mil toneladas, suspendió el suministro de petróleo y sus derivados: gasolina, kerosene y gas, así como la prohibición a las empresas estadounidenses de la venta de camiones, automóviles y máquinas y repuestos.
Las medidas fueron como resultado del atentado contra el presidente venezolano Rómulo Betancourt, ocurrido el 24 de junio de ese año, del cual Trujillo fue acusado de haberlo patrocinado.
El vehículo de Betancourt fue explotado por un carga de dinamita, resultando herido el Presidente.
Un oficial de la Marina venezolana admitió más tarde que la bomba elaborada se preparó en la República Dominicana, probablemente como un acto de represalia en contra de Venezuela por haber pedido a la OEA en febrero de 1960 que Trujillo fuera sancionado por “violaciónes flagrante de los derechos humanos.”
La mayoría de las naciones latinoamericanas suspendieron las relaciones con República Dominicana, aunque Washington dejó su consulado operando con un poco de su personal.
Este había sido uno de los períodos más tormentosos de la Era de Trujillo. Meses antes, el 14 de junio de 1959, se produjo la expedición de Constanza.
El 21 de enero de 1960 las fuerzas del régimen revelaron que descubrieron un complot para asesinar a Trujillo. Decenas de jóvenes fueron torturados y otros desaparecidos.
Los planes para asesinar a Trujillo fueron elaborados durante el mismo período de la abortada invasión de Bahía de Cochinos llevada a cabo el 17 de abril de 1961 por un grupo de exiliados cubanos dirigidos por la CIA.
Cuando esta invasión fracasó, la atención mundial se centró en la complicidad de Washington en esa operación, por lo que el Gobierno estadounidense, encabezado por John F. Kennedy, pidió a los complotadores dominicanos aplazar el acto de eliminar a Trujillo.
Los complotadores insistieron en el movimiento y previamente fracasaron en par de oportunidades de lograr su objetivo.
Pero el 30 de mayo, Trujillo salió junto a su chofer, sin escolta, en un carro Chevrolet 1959 hacia la Hacienda Fundación de San Cristóbal.
Pero el 30 de mayo, Trujillo salió junto a su chofer, sin escolta, en un carro Chevrolet 1959 hacia la Hacienda Fundación de San Cristóbal.
Antes de ir a San Cristóbal visitó a su madre Julia Molina, en donde hoy está la Universidad Apec.
Al lado de la vivienda de doña Julia, residía Modesto Díaz, hermano del general Juan Tomás Díaz, uno de los principales complotadores.
Al lado de la vivienda de doña Julia, residía Modesto Díaz, hermano del general Juan Tomás Díaz, uno de los principales complotadores.
Trujillo fue acribillado alrededor de las 10:30 de la noche del 30 de mayo por un grupo que se desplazaba en dos carros en la carretera que bordea el mar entre la capital y San Cristóbal.
Se dijo que 27 tiros impactaron en el cuerpo del dictador. El cadáver de Trujillo fue introducido en el baúl de uno de los vehículos y llevado finalmente a la casa del general retirado Juan Tomás Díaz, porque primero fueron a la vivienda del mayor general José René Román Fernández (Pupo), secretario de las Fuerzas Armadas, y sobrino político del dictador, quien estaba en la conjura y puso como condición para apoyar el movimiento que le llevaran el cuerpo. Román no se encontraba en su casa.
Luego de la eliminación de Trujillo, Román formaría un gobierno provisional y existía el compromiso de que Estados Unidos otorgaría el reconocimiento.
Sin embargo, los planes originales fracasaron y los complotadores fueron eliminados con la excepción de Imbert Barrera y Luis Amiama Tio. Unicamete está vivo el hoy general Imbert Barrera.
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