Antes de iniciar este artículo debo dejar muy en claro lo siguiente, toda iniciativa tendente a recuperar los espacios públicos son bienvenidos. Desde hace muchos años hemos sido abanderados que el Ayuntamiento Municipal de Barahona (con la ayuda de la sociedad civil, el gobierno y el sector privado), debe recuperar, proteger y darle mantenimiento a todo aquellos lugares que conforman el paisaje urbano, como las vías, patrimonios históricos y espacios públicos de nuestra ciudad.
Para que el ayuntamiento pueda afrontar esta titánica tarea se requiere la ayuda de todos, pero ayudar no significa suplantar.De acuerdo con nuestras leyes, los ayuntamientos gozan de autonomía municipal, son los órganos de Gobierno de los municipios, por lo tanto, ninguna institución del Estado puede arrogarse el derecho de decidir o imponer sus criterios en cuanto a construcción o remodelación de una obra de patrimonio público, sin consultarlo primero con ese organismo y su Sala Capitular.
Ya vimos el caso del “Parque Turístico María Montez”, aparte de quedar inconcluso, es una obra huérfana desde el punto de vista municipal. Ninguno de los ayuntamientos, ni el de Villa Central ni el de Barahona, quieren cargar con la responsabilidad de su limpieza, mantenimiento y protección.Ese parque turístico es todo un desastre debido a que, desde el inicio de su construcción, el ministerio de Turismo y sus funcionarios (enfrascados en la exaltación de su ego politico y mediatico), se comportaron como isla aparte.
Con el Parque Central quisieron hacer lo mismo.Cuando esa institución turística y su polémico ministro anunciaron la remodelación de esa área recreativa, no solo olvidaron que se trataba de un Patrimonio Municipal, sino de un bien de uso público con fuertes vínculos histórico, cultural y psicológico con los habitantes de la ciudad.
Sin consultar con el ayuntamiento y su Sala Capitular, informaron a la ciudadanía que iban a demoler la glorieta basado en el informe de una firma de ingenieros de que esa estructura no resistía la “ocurrencia de un seísmo” por encontrase cercana a una “falla tectónica”. Gracias a la aptitud decidida y responsables de muchos ciudadanos esa propuesta irracional no se materializó.
Pero quedan algunos detalles por aclarar en todo este mamotreto, si en verdad existe una falla tectónica en esa zona no entiendo porqué los ingenieros de la obra removieron la tierra del área, debilitaron la estructura base de la glorieta y recortaron el muro protector que rodeaba al parque.
Como si no fuera poco, colocaron bancos de maderas o de tablillas de pino tratado que, aunque son prácticos y muy cómodos, si no están protegidos se estropean con el sol y la lluvia. Para alargar su vida útil, esa clase de bancos requiere mucho mantenimiento y también mayor protección contra los vándalos, eso significa dinero, algo de lo que no dispone en demasía nuestro ayuntamiento.
Esos funcionarios de Turismo, en una aptitud ombligocéntrica, pasaron por alto que en los últimos años y a altas horas de la noche, en la zona que rodea al parque se refugian prostitutas, travestis y borrachos. Que antes que lo remozaran, esos antisociales e inpertinentes se sentaban en los bancos a esperar a sus clientes y a molestar a los visitantes , pero no solo eso, en los mismos bancos y la glorieta pernoctaban de madrugada dementes y niños de la calle,sin que el ayuntamiento pudiese hacer gran cosa para resolver ese grave problema social frente a la misma sede de ese organísmo.
Los que convirtieron el parque Central en una especie de “maleconcito”, con bancos de madera en todo su alrededor, parecen que no son barahoneros, que no conocen los graves problemas sociales de su pueblo.Pero resulta paradójico e incongruente que fuera Turismo la institución que apadrinó semejante extravagancia, la misma que permitió a una firma constructora desmontar y montar los bancos viejos de cemento en el paralizado Parque Turístico María Montes, supuestamente para ahorrar costos en la obra.
Esa decisión de cambiar la histórica fisonomía del Parque Central, se tomó sin ser sometida al escrutinio de la Sala Capitular, pero es un hecho consumado. Ahora bien, tenemos un parque remozado, con una inversión de 15 millones de pesos sacados de los bolsillos de los contribuyentes, le toca al Ayuntamiento Municipal el compromiso de preservarlo y convertirlo en centro de sano esparcimiento para los visitantes locales y turistas.
Es hora que el Ayuntamiento Municipal de Barahona busque la ayuda del sector privado para apadrinar actividades culturales y artísticas en el parque, revivir la retreta,incrementar la vigilancia de la Policia Municipal para evitar que esa área se convierta en una guarida de antisociales.
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